domingo, 3 de julio de 2011

El encomio a la estulticia y su vigencia

Luego de quinientos años, (cifra nada pequeña si se le vincula con el Renacimiento y con el descubrimiento de América) y después de haber releído sus páginas y de haber visto muchas noticias y muchos acontecimientos insólitos (como los jerarcas que salen con sus concubinas a dizque capacitaciones, o la gente cobarde que puebla nuestras universidades y ministerios o docentes universitarios que confunden el uso básico de “s” y “c” y que siguen defendiendo el status quo) no es descabellado señalar que la propuesta de Erasmo de Rotterdam sigue tan viva como cuando publicó su texto más conocido.

En efecto, las ideas de este agustino que recibió del Vaticano el derecho de vivir como erudito laico, son tan evidentes y concretas como las imágenes de algún noticiero matutino. Por ejemplo, ¿qué dijo la Locura (o la Estulticia, que se ajusta mejor) con respecto a los gobernantes, a los sacerdotes, a los comerciantes, a los “viejos verdes” y a toda la sociedad, en general?

Pues bien, según la diosa “se toma lo hermoso por lo feo, la miseria por la opulencia, la maldad por la gloria y la ignorancia por ciencia. Se ve fuerza en la debilidad, grandeza de alma en la vileza, alegría en la tristeza, favor en la desgracia, amistad en la aversión y remedio en el veneno” (Erasmo de Rotterdam, 1511:45). Esta aseveración es real; máxime cuando se observan programas televisivos absurdos cuya supervivencia no me explico (7 Estrellas, En vivo, Intrusos de la farándula ), al mostrar la publicidad sentimentaloide y falsa de partidos políticos “ amigos de lo ajeno” (el caso de la propaganda arista con su “Sí, Costa Rica”), al ver transmisiones tan superficiales como Big Brother, La guerra de los sexos y toda la basura mexicana y venezolana que las televisoras costarricenses promueven y el gracias a Dios, desaparecido , A todo dar. Cada vez que se muestran estos espacios televisivos, el eco de la estulticia afianza su reino entre los seres humanos.

Si el amigo de Tomás Moro estuviera vivo, se percataría de sus dotes de clarividente, y no solo para la Europa en la que vivió, sino, específicamente, referidos a una fracción de tierra llamada Costa Rica...

En verdad, la Locura es la dueña (o mejor dicho, la patrona) de una sociedad decadente y carente de sensatez. La gente en la calle, opina y no sabe de lo que está hablando, muchos discuten de religión y ni siquiera han leído los Evangelios, numerosos demagogos venden una forma de política- beneficiosa solo para unos pocos adinerados y las mujeres que se creen modelos aquí, en el Viejo Continente no se ganarían ni un euro.

Sí, “lo hermoso se toma por lo feo” o viceversa: en una sociedad consumista prevalecen las construcciones grises frente a los bosques verdes; en el caso de la miseria tomada como opulencia, se vislumbra el progreso de países industrializados a costa de las naciones tercermundistas. Cuando se trata de homologar al remedio con el veneno, es sabido que, según los intereses de los más poderosos, la única salida a los problemas económicos de los países pobres es ajustarse a los modelos neoliberales asfixiantes que ellos proponen.

Dice, de nuevo, doña Locura, en presente: “reparto a unos y a otros la ignorancia, el atolondramiento, el olvido de los males, la esperanza de dicha y la lujuria” (Erasmo de Rotterdam,1511: 49). Y distribuyó bien sus dones- sobre todo entre los costarricenses- pues a tan sólo a un año de las elecciones, se cometieron los mismos vicios de décadas anteriores: bipartidismo dsifrazado, desconocimiento del verdadero significado de la democracia, estolidez, esperanza en los viejos partidos involucrados en actos de corrupción tiempo atrás, etc. Sumado a esto, cabe destacar la amnesia colectiva que viven muchos países, mayormente centroamericanos: ¿Desde cuándo Estados Unidos ha buscado el bien de los más necesitados?, ¿cómo se destruyen armas por un lado y se abraza la militarización por otro?, ¿cuándo (según la historia) las clases politiqueras de apellidos reiterados (fósiles reciclados) han trabajado por el bien común?, ¿en qué momento, alguien en un carro último modelo ha sufrido la miseria o ha sentido compasión por los que la viven? Definitivamente, la repartición de la Locura fue exitosa y pareciera no dejar a nadie excluido.

A pesar del tiempo, de los paradigmas científicos emergentes, de los descubrimientos en materia de sexualidad, antropología, arte, economía, de los avances tecnológicos y demás ramas del conocimiento humano, sigue existiendo un problema: la estupidez humana, como diría Rantés, aquel personaje de la película Hombre mirando al sudeste . La estolidez, la locura, la falta de sentido común, están, sin duda, vigentes en la sociedad y lo que es peor, con un trono que se afirma en lugar de desaparecer.

El humanista flamenco no se equivocó: su deidad escandalosa aún camina entre nosotros.


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